Los trabajadores sociales sanitarios y la planificación del alta: más de un siglo centrando la atención en la persona

28 abril, 2016

Una de las primeras referencias al «programa de la planificación del alta», data de 1910 y se sitúa en el Hospital de Bellevue en Nueva York. Resulta muy interesante leer cómo se explica el programa mucho antes de ser denominado. Primero llegaba la acción, el procedimiento, después, llegaría el nombre Discharge Planning [La planificación del alta]. Desde su inicio, el centro de gravedad del programa fue la persona enferma y su familia, sus circunstancias sociales, éstas que eran parte estructural de su existir.

En el Hospital de Bellevue, el profesional responsable de este estudio psicosocial de la persona era la trabajadora social hospitalaria. El mismo día en que se producía el ingreso en la sala médica, la entonces trabajadora social hospitalaria, hoy sanitaria, realizaba un estudio de la persona y sus circunstancias sociales e iniciaba un seguimiento diario de sus vivencias, miedos, expectativas, elaboraba el diagnóstico social hospitalario [sanitario] y en base a éste intervenía ayudando a la persona y a su familia en el regreso a su casa. De la evolución y cambios, mantenía puntualmente informado al personal médico y al personal cuidador (hoy enfermería) del hospital.

Estos últimos años la atención centrada en la persona se presenta como si fuera una fórmula novedosa y genuina, una novedad asistencial, cuando en realidad es una práctica que dentro del trabajo social sanitario se viene desarrollando desde hace más de cien años. Es una obviedad. La atención debe estar centrada en la persona. ¿En quién si no? Quizás sea una fórmula novedosa para alguien pero ello no la convierte en novedosa. No lo es para los profesionales del trabajo social sanitario que siempre han centrado su intervención en la persona y su entorno.

Desde finales del siglo XIX se sabe que, además de la enfermedad, las circunstancias sociales de las personas (convivencia, relaciones familiares, autonomía personal, la vocación profesional, el trabajo, etcétera) influyen en gran medida para que después de un ingreso hospitalario el regreso a casa sea un hecho benéfico. Está internacionalmente aceptado por los trabajadores sociales sanitarios que la enfermedad siempre rompe con la dinámica familiar y social, y que muchas veces, para recomponerla, se precisan ayudas y soportes externos a la familia, ayudas profesionales ya sean de carácter temporal o indefinido.

Para muchas personas, la noticia de que pueden regresar a su casa, contrariamente a lo esperado, supone una mala noticia, les desata temores y miedos amplificados al carecer de ayuda profesional en su dimensión psicosocial que les oriente y aliente para afrontar, con la máxima independencia y autonomía, la nueva situación. Ello se traduce en una negativa a regresar a su domicilio. Por ello, informar del alta hospitalaria no basta, es preciso planificarla y los trabajadores sociales sanitarios, por la naturaleza de sus competencias y habilidades son quienes asumen la vertebración de las diferentes intervenciones de los diferentes profesionales, dicho de otro modo, gestionan el caso.

Por ejemplo, se habla con frecuencia de las estancias hospitalarias consumidas por razones no médicas con origen en problemas sociales o generadoras de éstos. ¿Por qué entonces la unidad de  trabajo social sanitario carece de los recursos humanos suficientes para intervenir fehacientemente sobre los aspectos psicosociales de las personas ingresadas? ¿Por qué siguen siendo tan pocos los hospitales que aplican un programa de planificación del alta de acuerdo a los principios y valores originales, ello es realizando un estudio psicosocial a los primeros días del ingreso? Estudio psicosocial, lo cual no se debe confundir con recoger datos sociales.

La mayoría de los criterios de riesgo que pueden influir en que la persona requiera apoyos posteriores al alta hospitalaria, suelen estar presentes en el momento de la admisión, por lo tanto, si realmente se quiere centrar la atención en la persona, es muy fácil: doten a las unidades de trabajo social sanitario de los recursos humanos necesarios para que sistemáticamente puedan realizar un estudio psicosocial de estas personas con circunstancias de riesgo de padecer problemas de alta o problemas en su casa después de una alta hospitalaria.

Cuando se argumenta que los problemas sociales generados a raíz de la enfermedad no son un asunto del hospital, se está reduciendo a la persona a su patología, pero en ningún caso se puede hablar entonces de la gestión centrada en la persona. Es en este punto donde son de agradecer las voces que se unen para reclamar, otra vez, la atención centrada en la persona. Sin embargo, una cosa es reclamar y otra presentarla como novedad.

Para hablar de la atención centrada en la persona se debe establecer un diagnóstico social sanitario de las personas con criterios riesgo entre las primeras 24-72 horas después haberse producido la admisión.

Ello significará que la unidad de trabajo social sanitario pasará de realizar una intervención reactiva, centrada en los problemas, a realizar una intervención proactiva, centrada en las personas y sus problemas.

Barcelona, 28 de abril de 2016 – Dolors Colom Masfret

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Autor / Autora
Dolors Colom Masfret
Comentarios
Ana Isabel Alonso29 abril, 2016 a las 19:22

Muy buena exposición y acertada. Considero que es un aspecto a seguir convenciendo al resto del equipo sanitario. Tan importante es saber tratar las patologías, como los contextos y vivencias donde se encuentra la persona .

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Teo Tarancón Carrión23 mayo, 2016 a las 05:41

Muchas gracias una vez más por tu contribución a la evolución del ts sanitario.

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pura11 junio, 2016 a las 09:28

Un siglo es mucho tiempo para ocultarlo aunque algunos grupos sanitarios parece que lo acaban de descubrir.

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