Muchas felicitaciones a la segunda promoción del Máster Universitario de Trabajo Social Sanitario

23 julio, 2016

Hace unos días se graduaba la segunda promoción del Máster Universitario de Trabajo Social Sanitario. ¡¡¡Felicidades!!!

El pasado 18 de julio, a las 24 horas, se cerraban definitivamente las aulas del Master relativo al periodo 2014-2016.

La adrenalina desatada y acumulada para afrontar el esfuerzo de tantos días impedía conciliar el sueño. Este desvelo, sin embargo, era un magnífico regalo de fin de curso, el mejor colofón. El momento, inmerso en la mitad de una calurosa noche de verano, invitaba a emocionarse viendo cómo ese camino iniciado años atrás, se seguía caminando. Una nueva promoción de trabajadores sociales sanitarios, algunos con mucha experiencia en el sistema sanitario, otros sin haber ejercido nunca, se disponían, por igual a ejercer el trabajo social sanitario tal y como la profesión fue concebida en sus orígenes: primero estudiar a la persona enferma y sus circunstancias, segundo elaborar el diagnóstico social sanitario y tercero diseñar un plan de intervención. Después evaluar.

Ahora, estos profesionales, ellos y ellas, cuentan con el corpus teórico suficiente como para reorganizar sus unidades de trabajo social sanitario de acuerdo a los cánones requeridos por el sistema sanitario y el sistema social pero también defendiendo los requisitos que la profesión les exige. El ejercicio del trabajo social sanitario implica unos principios y valores que no pueden dejarse de lado.

¿Y los recursos? Se preguntará alguien. Los recursos son solo recursos, menuda perogrullada, pero es así de sencillo. Para los trabajadores sociales sanitarios los recursos comunitarios son eso, recursos que ayudan a prestar unos servicios asistenciales, avalados siempre por el diagnóstico social sanitario. Como para los médicos lo es la medicación y también en su caso se apoyan en el diagnóstico médico.

Uno de los logros de Ida M. Cannon (1877-1960), la gran pionera del trabajo social sanitario, fue la implementación de un modelo de diagnóstico integral en el Massachusetts General Hospital de Boston. Ello significaba que cuando la persona ingresaba en el Hospital, en paralelo al diagnóstico médico se elaboraba el diagnóstico social [sanitario] y con ambos se definía el diagnóstico integral. Y los recursos comunitarios eran otro asunto.

Los recursos están al alcance de cualquier colectivo si bien se accede a ellos cuando se cumplen unos criterios previamente fijados objetivamente. Se trata de la necesidad normativa desarrollada por Bradshaw. Sabiendo cuáles son estos criterios se trata de ver si la persona los cumple, o no. Ahora bien, sobre esta sencillez inicial, llega la complejidad de lo humano. La función física no siempre se corresponde con la función psíquica y la voluntad, con las posibilidades del entorno, así pues el factor humano y su contexto, adquiere relevancia. Por ello además de conocer lo físico, lo orgánico, se necesita conocer lo psíquico, lo psicosocial y lo medioambiental.

Es un craso error relacionar el trabajo social sanitario con la tramitación de recursos y ello ha quedado patente a lo largo de todas las enseñanzas del Máster.

A partir de ahora los pasos son de la nueva promoción que se une a la primera. Han sido dos años, en algunos casos uno, en otros tres, dedicados al estudio, años de esfuerzos que parecían interminables. Pero el fin siempre llega y con él un principio. Ese principio significará cambio, eficacia y eficiencia, significará intervenciones profesionales en donde el conocimiento marca cada paso y el profesional es capaz de responder porque aplica el servicio «A»  y no el servicio «B».

Felicidades, estimadas, estimados. Y recordad «Allea jacta est».

Barcelona, 23 de julio de 2016 – Dolors Colom Masfret

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Autor / Autora
Dolors Colom Masfret
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